¿Encontraría a la maga? Tantas veces me habíabastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti,y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el río me dejaba distinguirlas formas, ya su silueta delgada se inscribía en el Pont des Arts, a vecesandando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinadasobre el agua. Y era tan natural cruzar la calle, subir los peldaños del puente,entrar en su delgada cintura y acercarme a la Maga que sonreía sin sorpresa,convencida como yo de que un encuentro casual era lo menos casual en nuestrasvidas, y que la gente que se da citas precisas es la misma que necesita papelrayado para escribirse o que aprieta desde abajo el tubo dedentífrico.
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